Sigo corriendo a duras penas, atravesando la plaza a toda prisa, protegiendo los panecillos que he robado del mercadillo con mi propio cuerpo. Me choco con un par de personas, no hay tiempo para las disculpas, sigo avanzando deprisa. Entonces los veo, frente a mí hay otro grupo de agentes. ''Me van a coger, me cogerán.'' Miro a mi alrededor. Derecha e izquierda: Agentes de la paz a montones. Detrás no hay salida. Frente a mí... frente a mí está la alambrada y más allá, el bosque. No puedo ir al frente. En el bosque hay toda clase de depredadores, y la valla estará electrificada. De todas maneras, mis pies no se detienen. Ya han empezado a correr hacia enfrente. Soy rápida, llego antes de que los agentes sepan que he tomado este camino, pero veo que empiezan a buscar, así que me permito dos segundos para escuchar, que la alambrada no está cargada. Me cuelo por debajo.
No me adentraré mucho, solo el tiempo suficiente para que los agentes me pierdan de vista. Menos mal que he tenido la precaución de taparme el rostro con la bufanda, así no me reconocerán. Aunque ahora mismo tengo un calor axfisiante de haber corrido tanto, aunque estemos en pleno invierno. Me quito la bufanda de la cara y me la ato solo al cuello. Luego me tomo la precaución de mirar por dónde voy.
Estoy en el bosque, bien. Eso lo sé perfectamente. Y también sé que como no tenga cuidado, esto puede ser muy peligroso. A pesar del riesgo, mis pies se aventuran un poquito más. Tengo curiosidad por el lugar. Avanzo unos metros y, sin previo aviso, oigo unas risas. 'Es imposible'' pienso, aquí no puede haber nadie, nadie se arriesgaría a estar aquí. Pero las risas vuelven a sonar, mi primera reacción es quedarme muy quieta. Ni siquiera me planteo esconderme. Pero me doy cuenta de que es una completa estupidez. Así que sigo caminando pero con cuidado, lentamente, no puedo permitirme hacer ruido. Estoy a punto de dar otro paso más pero entonces, algo se levanta delante mía y no puedo evitar gritar del susto. Veo lo que se ha levantado. Es un conejo, un conejo muerto colgado de una fina cuerda. Cuando quiero darme cuenta, ya ha venido alguien alarmado por mi chillido. Me preparo para lo peor. En lugar de eso, una voz profunda me calma.
-No te voy a hacer daño. - dice el hombre, o chico. Parece joven, aunque su voz es profunda, tranquilizadora. -Tranquila. ¿Quién eres?
- Mi nombre es Maysilee, Maysilee Morgan.
-¿Y qué haces por el bosque, Maysilee?
-Yo.... - me pongo nerviosa, no se me da bien mentir, aunque tengo que hacerlo. Sin embargo, la voz que antes estaba riendo, hace su aparición. Librándome de tener que hablar.
-¿Qué es lo que pasa? - pregunta la chica. Es alta, de cabello rubio y ojos azules, su cara me es familiar. Creo que vive en la zona elegante del distrito 12. Entonces la conozco, es la hija de los boticarios. Lo sé porque hace unos meses mi madre consiguió dinero vendiendo unas viejas reliquias y tuvo que comprar medicinas necesarias. -¿Quién es?
El chico la mira. A él sí le conozco, no hemos hablado nunca, pero vive en la veta, al igual que yo. En cierto modo, supongo que yo por mi aspecto podría parecer de la zona rica, al igual que la chica y su familia, pero que sea rubia y mis ojos sean claros no significa que tenga por qué serlo. Él es de ojos grisáceos, pelo oscuro y piel aceitunada.
Nadie habla, me tomo eso como mi turno para decir algo.
-Siento las molestias, yo sólo pasaba por aquí... - digo antes de pensar y veo que me equivoco, pues nadie ''pasa'' por el bosque. Me pregunto que harían ellos aquí. Está claro que divertirse y, supongo que serán novios o algo parecido. ¿Por qué se han escondido?
-¿Pasar por aquí? -pregunta la chica, aún no recuerdo su nombre.
Decido que es una completa estupidez seguir con la mentira, y de todas maneras, no parece que vayan a delatarme, pues si ellos me delatan, yo podría hacer lo mismo. Está completamente prohibido salir al bosque por muy fácil que sea meterse en él, eso lo he comprobado.
-Huía de un grupo de agentes. -saco los panecillos que estaban cubiertos con mi abrigo como respuesta.
-Eso tiene más lógica. -dice el chico, que coge de la mano a la boticaria. -¿Quieres quedarte con nosotros, Maysilee?
Asiento sonriendo, puede que sea una amabilidad no muy digna de confianza, es decir, no los conozco prácticamente, a ninguno, sólo coincidimos en el colegio, la chica va a mi clase, por lo que tendrá 14 años, como yo. Sin embargo, una vocecita en mi interior, vence a todo lo demás. Camino junto a ellos. Camino junto a ellos hasta el día de hoy. Unos meses después de ese extraño encuentro, seguimos los tres caminando juntos.
